El escándalo de Noelia Núñez, que dimitió tras detectarse inconsistencias en su formación, ha abierto la caja de Pandora. La Razón destapa que la vicepresidenta Yolanda Díaz pasó de figurar con “tres másteres” en la web de Moncloa a solo “cursos superiores y de postgrado”.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, asegura tener un máster por la Fundación Jaime Vera, una entidad que no puede expedir títulos universitarios oficiales. Y el presidente valenciano, Carlos Mazón, aparece como “abogado” pese a no estar colegiado.
La polémica reaviva un viejo debate: la falta de rigor en la comprobación de los currículos públicos. Mientras se exige transparencia fiscal o patrimonial, la verificación académica sigue siendo una asignatura pendiente. En la era digital, donde contrastar datos lleva segundos, los “errores de redacción” ya no convencen a nadie.
El caso Núñez marca un precedente: por primera vez, una falsedad académica provoca una dimisión inmediata. La pregunta ahora es si la política española aplicará el mismo listón ético a todos.